El 36% del territorio argentino es mar, y solamente el 7,8% está protegido. Este sería un argumento lo suficientemente válido para marcar la necesidad inmediata de crear nuevas Áreas Marinas Protegidas. Pero hay muchos más.
Para entender un poco más sobre la relevancia de las Áreas Marinas Protegidas (AMP) es importante imaginarse el siguiente escenario: ¿qué pasaría si no existieran los Parques Nacionales, ni las Áreas Protegidas en bosques, mesetas o lagos de nuestro país?
Las respuestas son múltiples y ninguna plantea un escenario positivo. Pero, a grandes rasgos, habría más animales en peligro de extinción, más explotación desmedida de los recursos, más árboles milenarios talados, y muchos más impactos del humano en tierras prístinas, incrementos de basurales a cielo abierto, entre otras cosas.
En Argentina, se registra un total de 500 áreas protegidas que están divididas bajo 6 categorías de clasificación y delimitadas en 5 regiones. Es decir, a pesar de que hoy en día contamos con diversas áreas protegidas, estás problemáticas siguen vigentes y, en algunos casos, se intensificaron.
En el caso del mar la situación es aún más compleja. Porque tiene mayor extensión, porque es más difícil de regular y controlar y porque todo lo que allí es difícil de ver.
Los impactos actuales y potenciales en el Mar Argentino están atentando contra la supervivencia de especies y poblaciones, afectando la integridad del ecosistema e interrumpiendo los procesos naturales y la continuada provisión de servicios ecosistémicos. Uno de los principales factores que provoca todo este desastre ambiental es la pesca de arrastre.
Por estas razones, la creación de más AMPs ya se impone no como un proyecto a largo plazo, sino como una necesidad intrínseca e inmediata.
¿Qué son las Áreas Marinas Protegidas?
La Ley argentina 27.037 define a las áreas marinas protegidas como “los espacios naturales establecidos para la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos o geológicos del medio marino, incluyendo al subsuelo, los fondos y columnas marinas asociadas, que en razón de su rareza, fragilidad, importancia o singularidad merecen una protección especial para el aprovechamiento, educación y goce de las presentes y futuras generaciones”.
Tan simple y tan complejo como esto. Grandes espacios marinos regulados y administrados de forma eficaz, para evitar que el ser humano los destruya e hipoteque el futuro de la supervivencia en el planeta.
¿Por qué son tan importantes las Áreas Marinas Protegidas?
¿Por qué son tan importantes los bosques? ¿Por qué es tan importante la calidad del oxígeno? ¿Por qué son tan importantes las reservas de agua dulce y los glaciares? Las respuestas a estas preguntas convergen en un solo concepto: para garantizar la vida.
Existe una amplia evidencia basada en investigaciones científicas que sostiene que conservar al menos el 30% del océano podría revertir la pérdida de biodiversidad, almacenaría carbono, evitaría futuras pandemias y reforzaría el crecimiento económico.
Además, según un detallado informe realizado por el Foro para la Conservación del Mar Argentino y Áreas de Influencia, las AMPs no solo son una herramienta efectiva para la conservación de la diversidad de especies, ambientes y procesos, sino también tienen una función beneficiosa para la pesca, porque favorecen la reproducción y recuperación de las especies.
Por otro lado, las AMPs son necesarias porque, en muchos casos, el uso de los recursos naturales suele no ser sostenible o porque ocurren acciones humanas peligrosas para especies vulnerables que afectan el éxito reproductivo de sus individuos. Inclusive, son herramientas efectivas que fomentan la recuperación de un ambiente o de una especie.
La situación de las áreas Marinas Protegidas en Argentina
En diciembre de 2022 todos los países miembros de las Naciones Unidas participaron de la COP15 de Biodiversidad, en Montreal. En este marco, Argentina asumió el compromiso mundial 30×30. El mismo busca proteger el 30 % del territorio marino y terrestre para el año 2030. Argentina deberá hacer un gran esfuerzo para alcanzar esa meta.
En este sentido, Claudio García, coordinador de Operaciones y Fiscalización de la Dirección de Áreas Marinas Protegidas de Nación, reconoció que “todavía nos falta bastante” y que “para llegar al 30 por ciento hay que trabajar mucho”.
En relación a ello, precisó que “estamos trabajando para consolidar las AMPs que ya están armadas, como la actualización del plan de gestión de Banco Burdwood, y el plan de Yaganes. Vamos a crear dos más: el Frente Valdés, que ya entró en el Congreso; y nos queda pendiente Agujero Azul, que está trabada en el Senado. Creo que, en última instancia, el Gobierno se va poner de acuerdo, pero no sé si va a salir con el volumen de superficie que estaba planeado inicialmente”.
Así las cosas, para llegar a proteger el 30 por ciento, para el 2030, falta un largo camino. “Sumando todas las áreas que tenemos hasta ahora llegaríamos, solo en áreas protegidas offshore, al 14 por ciento de protección”, resumió el funcionario nacional.
Y concluyó: “Para alcanzar la meta tenemos que impulsar un cambio cultural y sumar fuerza crítica para trabajar en conjunto. Si no cambiamos todos nuestras cabezas y nos ponemos a tirarnos piedras entre nosotros no vamos a tener resultados concretos”.