Mario Gómez: “Conectar para proteger debe ser nuestro objetivo”

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Así lo afirmó el ambientalista mexicano Mario Gómez, director de la asociación Beta Diversidad. Además, destacó la importancia de la protección del mar para garantizar la subsistencia de la humanidad y enfatizó que «manejando los océanos de manera responsable podríamos asegurar la seguridad alimentaria a nivel mundial«. También proporcionó detalles sobre la amenaza que representa la pesca de arrastre como método de extracción. «Es una práctica letal para los mares«, declaró.

La voz de Mario se impone, limpia, clara y contundente. Como sus ideas. Y es que, por más de 30 años, se dedica a promover e implementar proyectos de conservación de los océanos en México. Fue el impulsor del Parque Nacional Revillagigedo, el área marina protegida libre de pesca más grande de Norteamérica. Gracias a ello, se convirtió en el primer mexicano en ganar el premio Lifetime Achievement de los Ocean Awards.

Además de ello, Mario formó parte del equipo de especialistas que crearon la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) y el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas en México. También ha desarrollado programas de restauración, uso sustentable y desarrollo social para el sector privado.

Las Áreas Marinas Protegidas son porciones de territorio donde el ambiente original no ha sido significativamente alterado y que están sujetas a protección, conservación y restauración y al aprovechamiento de sus recursos naturales”, De esta manera, Mario definió lo que busca llevar adelante.

“Además – prosiguió – el océano es solo uno, solamente se lo divide geográficamente como organización, pero todos están conectados, de ahí que preservar un ecosistema se hace esencial para todos”.

En relación a ello, fue contundente: “Si manejamos las cosas de manera responsable con todas las especies que están en el mar, creo que podríamos llegar a garantizar la seguridad alimentaria en el mundo”.

Sin embargo, aún estamos lejos de manejar las cosas de manera responsable. Y parte de esto es la utilización de la pesca de arrastre como método de extracción.

En este punto, Mario fue categórico. Basándose en su amplia experiencia y en las múltiples acciones llevadas a cabo en torno a ello, aseguró: “Es una práctica letal para los mares”.

“De entrada, el ecosistema se ve perfectamente afectado, destruyendo el lecho marino y liberando CO2. Además, esto ha alterado el proceso evolutivo de la biodiversidad, porque siempre que un barco arrastrero está en operación, captura, al menos, 9 toneladas de crías o juveniles que no han de reproducirse, por una tonelada de langostinos aptos. Esta pesca incidental son básicamente crías”, explicó el experimentado ambientalista mexicano sobre la situación en su país.

Y agregó: “Esto afecta también al pescador artesanal y al consumidor local y regional. Hay otros métodos alternativos para pescar, aquí tenemos redes con características que no lesionan el lecho marino, evitando la afectación a las crías”.

Beneficios para todos

A priori, se piensa que la consolidación de un Área Marina Protegida a gran escala afectaría la producción pesquera industrial. Pero estudios científicos y económicos realizados en torno a la conformación de Revillagigedo, demostraron que esto no es así.

La idea en México es que haya zonas de exclusión de pesca industrial que se conviertan en una ’caja de ahorro’ para las empresas y que esta posibilidad les dé la oportunidad de convertirse en una fábrica natural de peces que generen un efecto derrame. Esto es uno de los principales valores que tiene la creación de un Área Protegida y ya está probado científicamente que funcionan y son efectivos. Esto beneficia a la industria pesquera para tener visión de futuro”, explicó el ambientalista.

Y, al respecto, detalló que “es muy difícil que la industria pesquera pueda tener visión a largo plazo, porque están con una voracidad de capital tremenda, explotando todo lo que venga”.

Las vedas no son áreas protegidas

Sectores de la industria pesquera argumentan que las vedas pueden ser consideradas como espacios donde se permite que las especies se reproduzcan para garantizar el recurso.

En este sentido, Gómez aclaró que “las vedas no pueden ser consideradas en absoluto como áreas protegidas” y subrayó que “además deben estar basadas en información científica para que sean efectivas”.

En relación a esto, el ambientalista mexicano dijo que “en México, notamos que muchas de las vedas que determinó el sector pesquero son en temporada de huracanes, justamente cuando no pueden salir a navegar. Muy conveniente. Pero, las vuelven a abrir cuando muchas especies de tiburón están en etapa de reproducción”.

Por su parte, en Argentina, aunque las vedas pueden reflejar un buen manejo de la pesquería, no tienen fines de conservación a mayor escala que los destinados al recurso de interés comercial. Es decir, se utilizan más como una herramienta económica que como un instrumento de conservación ambiental.

Conexión

Los mares están conectados entre sí, con la humanidad y con la vida en general en el planeta. Por eso, es importante pensar la conservación y la protección como una acción integral, y no individual.

Creo que tenemos que conectarnos entre todos los países para llegar a acuerdos importantes. Hay que conectarnos entre científicos, ONGs, prestadores, autoridades y público en general para obtener avances. Me parece que conectar para proteger es el eslogan que tenemos que transformar en objetivo”, sintetizó Mario Gómez.