El Océano es el mayor soporte de vida en la tierra y su frágil equilibrio se encuentra amenazado por prácticas humanas insostenibles. Entre ellas, la pesca de arrastre.
Este arte de pesca es considerado como el más nocivo de todos. Sin embargo, es ampliamente utilizado por la industria pesquera a nivel mundial. En nuestro país, 2 de los 3 principales recursos pesqueros son capturados con este método: el langostino (Pleoticus muelleri) y la merluza (Merluccius hubbsi).
Gigantescas y pesadas redes arrasan con el fondo del mar y toda la vida que habita en y sobre él. Dejando a su paso 1 millón de toneladas de plásticos por año y la destrucción de hábitats marinos, poniendo en riesgo la conservación de cientos de especies.
¿Qué busca mostrarnos este mural?
LA FLOTA PESQUERA
La flota pesquera provincial de Rawson, también conocida como «flota amarilla», es una de las más importantes de la región patagónica de Argentina. Su puerto, situado en la desembocadura del río Chubut, es el principal centro de operaciones de la industria pesquera provincial.
Esta flota está compuesta por una variedad de embarcaciones, desde barcos de arrastre de mayor tamaño hasta lanchas costeras más pequeñas. Las embarcaciones de arrastre se utilizan principalmente para la pesca del langostino patagónico (Pleoticus muelleri), aunque también capturan otras especies como merluza (Merluccius hubbsi), calamar (Illex argentinus), así como una diversidad de peces y mariscos. Para ello, emplean redes de arrastre diseñadas para capturar grandes volúmenes de la especie objetivo.
Sin embargo, la pesca de arrastre, aunque efectiva para capturar langostinos, ha generado preocupación debido a su impacto ambiental, ya que puede dañar los fondos marinos y capturar especies no deseadas (bycatch).
CONTAMINACIÓN PLÁSTICA
El litoral marítimo argentino y sus ecosistemas están siendo gravemente afectados debido al creciente aumento de la contaminación. El 70% de los desechos depositados en las costas son de materiales plásticos.
En las costas patagónicas, la mayor parte de los residuos plásticos provienen de la actividad pesquera. Esta industria utiliza diversos materiales plásticos como cabos, cajones, redes de pesca, baldes y guantes, que a menudo son descartados o perdidos en el mar.
A nivel mundial, se estima que cerca de un millón de toneladas de aparejos de pesca son abandonados, perdidos o descartados en los océanos cada año. Solo el 15% de estos residuos plásticos terminan en las costas, donde son visibles y se pueden tomar medidas. El 70% se hunde hasta el lecho marino, mientras que el 15% restante flota a la deriva en la superficie del agua.
Esta situación afecta gravemente en la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas marinos de distintas formas, como la degradación de hábitats, la pesca fantasma y la posibilidad de enmallamientos e ingestas de materiales plásticos.
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CAZÓN (Galeorhinus galeus)
El Mar Argentino es un ecosistema particularmente diverso, rico en endemismos y con alta biomasa de algunas especies que ofrecen fuente de alimento a animales migratorios y predadores, como los tiburones. Nuestro Mar alberga más de 50 especies de tiburones, las cuales, al igual que los grandes predadores terrestres, desempeñan un papel crucial en mantener la salud y estabilidad de los ecosistemas marinos. Los tiburones ayudan a controlar las poblaciones de sus presas y asegurar la biodiversidad, contribuyendo significativamente al equilibrio y funcionamiento de estos ecosistemas.
A pesar de esto, son uno de los grupos de animales más amenazados del planeta debido a su particular vulnerabilidad a las amenazas humanas. Esta vulnerabilidad se debe a características de vida y desarrollo como la longevidad, la madurez sexual tardía (mayores de 5 años) y la baja fecundidad, es decir, tienen pocas crías por camada y estas se dan cada 1 a 3 años.
El Cazón (Galeorhinus galeus), también llamado “Tiburón Vitamínico” es uno de los tiburones más conocidos de Argentina. Esto se debe, en gran parte, a que es una de las principales especies capturadas por las pesquerías recreativas y como captura incidental en las pesquerías industriales (de palangre y arrastre). Esta creciente presión pesquera ha llevado a que el Cazón actualmente se encuentre catalogado como “EN PELIGRO CRÍTICO DE EXTINCIÓN” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Para las especies bajo esta consideración, se recomiendan acciones urgentes de cuidado y un manejo pesquero que ayude a su recuperación.